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  • Lunedì 20 marzo 2017

Conseguenze dell’amore

(Christoph Schmidt/picture-alliance/dpa/AP Images)
(Christoph Schmidt/picture-alliance/dpa/AP Images)

«Quiero hacer contigo
lo que la primavera hace con los cerezos»

«Voglio fare con te
quel che la primavera fa coi ciliegi»

Pablo Neruda, Poema XIV da Veinte poemas de amor y una canción desesperada, pubblicato nel 1924 e tradotto come Venti poesie d’amore e una canzone disperata . Tutte le poesie della raccolta si possono leggere in spagnolo qui

«Juegas todos los días con la luz del universo.
Sutil visitadora, llegas en la flor y en el agua.
Eres más que esta blanca cabecita que aprieto
como un racimo entre mis manos cada día.

A nadie te pareces desde que yo te amo.
Déjame tenderte entre guirnaldas amarillas.
Quién escribe tu nombre con letras de humo entre las estrellas del sur?
Ah déjame recordarte cómo eras entonces, cuando aún no existías.

De pronto el viento aúlla y golpea mi ventana cerrada.
El cielo es una red cuajada de peces sombríos.
Aquí vienen a dar todos los vientos, todos.
Se desviste la lluvia.

Pasan huyendo los pájaros.
El viento. El viento.
Yo sólo puedo luchar contra la fuerza de los hombres.
El temporal arremolina hojas oscuras
y suelta todas las barcas que anoche amarraron al cielo.

Tú estás aquí. Ah tú no huyes.
Tú me responderás hasta el último grito.
Ovíllate a mi lado como si tuvieras miedo.
Sin embargo alguna vez corrió una sombra extraña por tus ojos.

Ahora, ahora también, pequeña, me traes madreselvas,
y tienes hasta los senos perfumados.
Mientras el viento triste galopa matando mariposas
yo te amo, y mi alegría muerde tu boca de ciruela.

Cuanto te habrá dolido acostumbrarte a mí,
a mi alma sola y salvaje, a mi nombre que todos ahuyentan.
Hemos visto arder tantas veces el lucero besándonos los ojos
y sobre nuestras cabezas destorcerse los crepúsculos en abanicos girantes.

Mis palabras llovieron sobre ti acariciándote.
Amé desde hace tiempo tu cuerpo de nácar soleado.
Hasta te creo dueña del universo.
Te traeré de las montañas flores alegres, copihues,
avellanas oscuras, y cestas silvestres de besos.

Quiero hacer contigo
lo que la primavera hace con los cerezos»

«Giochi ogni giorno con la luce dell’universo.
Visitatrice sottile, giungi nel fiore e nell’acqua.
Sei più di questa testolina bianca che stringo
come un grappolo tra le mie mani ogni giorno.
A nessuno rassomigli da che ti amo.
Lasciami stenderti tra le ghirlande gialle
chi scrive il tuo nome a lettere di fumo tra le stelle del sud?
Ah lascia che ricordi com’eri allora, quando ancora non esistevi.

Improvvisamente il vento ulula e sbatte la mia finestra chiusa.
Il cielo è una rete colma di pesci cupi.
Qui si incontrato tutti i venti, tutti.
E si denuda la pioggia.
Passano fuggendo gli uccelli.
Il vento. Il vento.
Io posso lottare solamente contro la forza degli uomini.
Il temporale solleva in turbine foglie oscure
e
scioglie tutte le barche che iersera s’ancorarono al cielo.

Tu sei qui. Ah tu non fuggi.
Tu mi risponderai fino all’ultimo grido.
Raggomitolati al mio fianco come se avessi paura.
Senza dubbio qualche volta un’ombra strana corse nei tuoi occhi.

Ora, anche ora, piccola, porti caprifogli,
e profumati persino i seni.
Mentre il vento triste galoppa uccidendo farfalle
io ti amo, e la mia gioia morde la tua bocca di prugna.

Quanto ti sarà costato abituarti a me,
alla mia anima sola e selvaggia, al mio nome che tutti allontanano.
Abbiamo visto brillare tante volte la luce baciandoci gli occhi
e sulle nostre teste ergersi i crepuscoli in ventagli rotanti.
Le mie parole piovvero su di te accarezzandoti.
Amo da tempo il tuo corpo di madreperla soleggiata.
Ti credo padrona dell’universo.
Ti porterò dalle montagne fiori allegri, copihues,
nocciole oscure, e ceste silvestri di baci.
Voglio fare con te
quel che la primavera fa con i ciliegi».